¿Son las elecciones la trampa final del imperio para consolidar el golpe?

Hace unos días se ha puesto de moda hablar de las elecciones en Honduras. Llama la atención que nadie le haya hecho mucho caso a la denuncia de fraude que hizo el presidente Zelaya la semana anterior. Sin embargo, algunas personas acuciosas buscan romper la barrera mediática que impone el tema en este momento en el país.

Indudablemente demostrar un fraude electoral es cosa compleja, casi imposible; incluso en casos en que era obvio, como en Estados Unidos en el año 2000. También son famosas las elecciones “estilo Honduras”. El caso que nos ocupa, se produce bajo un ambiente complejo, crítico y de profunda ilegalidad.

Sin embargo, siempre existen argumentos científicos que nos hacen preguntarnos cual es la realidad. Por esta razón he acudido a un amigo, matemático graduado en Europa, quien, sin lugar a dudas, es una autoridad en asuntos estadísticos y análisis poblacionales. Los resultados de su hallazgo nos ponen en claro que no podemos, no debemos aceptar el proceso electoral en marcha. A continuación dos argumentos matemáticos que llaman la atención:

Argumento 1:

Honduras según el libro de hechos de la CIA tiene una población de 7,792,854 habitantes (1) y su distribución de población (2) permite inferir que la población debajo de la edad legal para votar es de un 50% de la población total del país.

Bajo el análisis planteado, y aceptando como valido el dato de la CIA para 2009 la población en capacidad de votar debería ser 3,896,427 habitantes. La prensa local afirma que unos 700,000 hondureños no pueden votar por estar fuera del país (3) Por lo que las personas aptas para votar este año serían unos 3,196,427 votantes.

Sin embargo, Emmanuel Sagastume, Subdirector administrativo del Registro Nacional de las personas reportó que existen 4.7 millones de hondureños listos para votar.

Créalo usted o no tenemos la “milagrosa” cantidad de 1,503,573 que no concuerdan con los datos mas actualizados sobre la población hondureña!

Dado que este es un tema grave, decidimos hacer en enfoque estadístico mas elaborado. Así, pasamos al

Argumento 2

Si aceptamos que la Población Apta para votar es igual a : P89 (1+T) a la n, donde : P89 es el padrón depurado de votantes en 1989 (el ultimo censo de población confiable en honduras se hizo en 1988), unos 1,954,000 votantes; “T” es la tasa anual de crecimiento que promediaremos en 2.5% para fines de este análisis; y “n” representa los años que han pasado, en este caso son 20 años, obtenemos como resultado que la población en edad de votar estimada para el año 2009 es de 3,201,856 votantes.

Notemos que los resultados de las poblaciones son bastante cercanos, y el margen de diferencia entre ambos métodos es despreciable frente al universo en estudio. En contraste, los números del Tribunal Supremo Electoral y el Registro Nacional de las Personas (RNP) son escandalosamente elevados y alejados de los datos que proporciona el imperio mismo.

Si hiciéramos un proceso inverso, nos daríamos cuenta de que para alcanzar los niveles de población que Honduras requiere para llegar a la cantidad de votantes que proclaman el TSE y el RNP, ¡nuestro país debería tener unos 11 millones de habitantes!

No podemos hacer ninguna acusación basados en cálculos matemáticos sencillos, pero si debería llamarnos poderosamente la atención que el gobierno de facto insista en decir que estas serán “las elecciones más votadas de la historia”, o que “todos los hondureños están listos para la fiesta electoral”.

Mas grave aun es que lo que quieren que legitime el presidente es nada mas y nada menos que el fraude electoral mas grande que se haya consumado en toda América Latina. Las denuncias que ha hecho el señor Presidente son indudablemente fundadas.

Los argumentos de las candidaturas independientes muestran su realismo en este análisis. Aun no abordamos el tema del conteo rápido que ha sido otorgado a una o dos empresas celulares. Estas anunciaran a tempranas horas el resultado declarando un “ganador”, el día de esa “fiesta”.

Debemos convencernos que no podemos participar ni acuerpar las elecciones bajo las condiciones actuales. Ni siquiera necesitan la represión militar para hacer el fraude. El presidente ha condicionado su visto bueno a las elecciones a su restitución. Los compañeros progresistas lo han acuerpado en esta posición. La verdad es que a esta altura, nada garantizaría una elección justa y transparente.


Muchas personas insisten que debemos ir al proceso electoral, probablemente creyendo que las condiciones que indican las encuestas nos son favorables. Esta es una trampa, una colosal estafa que es parte del golpe, no su solución. No podemos dejarnos engañar por encuestas que solo nos quieren lanzar a reconocer al régimen de facto, y con ello decir que la constituyente es ilegal.

Si nos atenemos a todas las señales que recibimos, deberíamos denunciar intensivamente estas maniobras. No podemos caer en la trampa de esta derecha artera y traidora.

No es raro entonces que muchos que se saben repudiados aun continúen en el juego de la farsa, y otros que temen quedar fuera de la “repartición” no se definan de una buena vez. Debemos denunciar con fuerza el apoyo descarado de los Estados Unidos, y otros países a este proceso espurio, al cual han puesto como salida y nunca han cuestionado o pensado siquiera en auditar.

Debemos seguir firmes con la lucha popular por la refundación de la patria. Las maniobras de la oligarquía y el imperio solo buscan alargar la larga noche del sometimiento, el engaño, la miseria y el desencanto de siglos. Vamos hacia delante de la mano de la verdad, así seremos libres.

Ricardo Arturo Salgado - Investigador social

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