A los 123 años de presencia garífuna en Honduras nos solidarizamos con el Muca del Bajo Aguán‏

Lunes, 12 de Abril de 2010
- La Voracidad de los agrocombustibles y el saqueo de tierras en el planeta

En abril del año 2006, el entonces presidente de los Estados Unidos George Bush, señaló la implacable adición de ese país al petróleo, al mismo tiempo que dio inicio a una estampida alrededor de los supuestos combustible renovables, dando inicio a la escalada de precios del maíz para la producción de etanol.

Posteriormente la Unión Europea (EU) fijó como meta para el 2015, el consumo de un 10% de sus necesidades energéticas a base de biocombustibles. A partir de ese año se ha decretado una estampida de plantaciones de palma africana a lo largo del planeta, con el propósito de complacer el despilfarro energético de los países industrializados, situación que contribuye con el proceso de calentamiento global, el cual tiene al planeta a punto de padecer desastres irreversibles.

La palma africana ha generado una rapiña de las tierras en los países más pobres del mundo. En la República Democrática del Congo los chinos firmaron un contrato para la siembra de 2.8 millones de hectáreas de palma destinadas a los biocombustibles. En Madagascar a causa del golpe de estado - el cual sí corrió Los Estados Unidos a condenar - se desbarató un contrato de 1.2 millones de hectáreas que Corea del Sur pretendia apoderarse. La Unión Europea en Africa ha adquirido 3.9 millones de hectáreas de las 17.5 que necesita para satisfacer su meta de biocombustible en el 2015.

La voracidad de los países industrializados en cuanto a recursos energéticos ha puesto en jaque a los segmentos poblacionales más pobres del planeta. En Sudamérica está el lamentable caso de Colombia donde las tierras abandonadas por los campesinos huyendo de la violencia son de inmediato ocupadas por grupos paramilitares que logran obtener un legalización instantánea de su botín de guerra.

- Palma Africana y su avance en el Bajo Aguan

La crisis del Bajo Aguan forma parte de la campaña de neocolonización que se viene dando en el planeta, secundando el auge de los agrocombustibles, y el desplazamiento poblacional que los países industrializados pretenden aplicar en sus colonias.

La inseguridad alimentaria parece ser una de las metas trazadas por los organismos internacionales y las compañías multinacionales, para así tener un control político, la cual pone en práctica un plan social destinado a mantenernos bajo la férula de los ejes colonialistas que vienen destruyendo el planeta.

Los medios de comunicación hondureños - en su casi absoluta mayoría - vienen satanizando a las 3.500 familias que claman por un mínimo de cinco hectáreas para lograr su subsistencia. Así mismo se promueve una imagen de zona de guerra y levantamiento subversivo a los simples reclamos de los campesinos, cuyas necesidades históricas no han obtenido respuesta de las diferentes administraciones y han sido postergadas durante décadas.

En los últimos días el Sr. Pepe Lobo, ha señalado la problemática como un complot para supuestamente desestabilizar su administración. Parece ser que la memoria histórica de los actuales funcionarios se encuentra soterrada ya que la problemática agraria nacional tiene raíces vinculadas más allá del pasado inmediato, siendo la contrareforma agraria - conocida como la Ley de Modernización Agrícola - el inicio de un retroceso de la búsqueda de soluciones para una gran mayoría de desposeídos.

La grave problemática que se ha generado a raíz de las justas demandas de los campesinos del Bajo Aguan, es una muestra nada más de las fisuras en las estructuras feudales vigentes en el país. La concentración de las tierras de vocación agrícola en manos de una docena de familias, ha conllevado a un improductiva agricultura en las laderas y la ocupación de zonas de reserva y ecosistemas de alta fragilidad, con consecuencias ambientales desastrosas.

Mientras tanto los campesinos del Bajo Aguan son denigrados por los medios de comunicación locales y los políticos de oficio, para asi poder continuar engordando las 120.000 hectáreas de palma africana existentes en el país, mientras Honduras e ve obligada a importar granos básicos que antes de la Ley de Modernización Agraria se producían en el país, ya que ahora compramos aprecio de oro en en un mercado internacional sujeto a los vaivenes del cambio climático y los funestos designios de los políticos que se preocupan más por movilizar el parque automotriz del planeta que alimentar a los humanos.

- Delirios de Guerra y Satanización de los campesinos

El Bajo Aguan no es un escenario de guerra y mucho menos existen focos subversivos como pretenden hacer creer los medios de comunicación locales, propiedad de los promotores del golpe de estado perpetrado el año pasado. El Bajo Aguan significa no más que la desidia estatal en resolver la problemática agraria nacional, en donde una pequeña oligarquía al servicio de los interese transnacionales, pretende controlar las mejores tierras del país para el beneficio de tres grandes latifundistas.

Hace unas semanas visitó a Honduras, el venezolano Alejandro Peña Esclusa, presidente de una organización de ultraderecha denominada UNO América. En medio de "concurridas" conferencias para presentar su libro sobre el Foro de Sao Paulo, atacó al movimiento del Bajo Aguan y sugirió que era una creación más del foro de Sao Paolo. Aparentemente a la derecha venezolana y latinoamericana en general, se les olvida el abandono en que viven los campesinos hondureños, y de como la elite de poder local, son los que han logrado colocar a Honduras como el segundo país más pobre del continente.

La escalada en la militarización que se viene dando en los últimos días, so pretexto de un tardío desarme en el país, invocando el espectro del narcotráfico en la costa norte, parece ser las recetas de los asesores en "seguridad democrática":La colombianización de un problema social latente.

No queda más que señalar como en nuestro país la violencia ha sido usada para la disuasión de la aplicación justicia social. Si el actual régimen pretende consolidar sus relaciones internacionales, más allá de algunas naciones latinoamericanas que respaldaron el golpe de estado; es urgente que rectifique la herencia de las actitudes de la dictadura y asuma que gobierna para el beneficio del país, y no de la pequeña elite de poder que ha venido saqueando a Honduras durante las últimas décadas.


La Ceiba 12 de abril de 2010

OFRANEH
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